Si padeces de alergia o asma, ya sabes que respirar aire puro es esencial para tu bienestar. Pero no hace falta sufrir ninguna dolencia para notar los beneficios de un aire exento de impurezas. Afortunadamente, controlar la calidad del aire en un entorno cerrado es más fácil de lo que imaginas. Aquí tienes algunos consejos para respirar un aire más limpio.
Cuando uno piensa en la contaminación del aire, enseguida le viene a la mente el humo de la chimenea de una fábrica o del tubo de escape de un automóvil. Pero el aire contaminado no siempre es
aquel que te hace resollar o te obliga a taparte la nariz con la mano. Normalmente, los alérgenos, virus y bacterias infecciosas campan a sus anchas sin ser detectados y provocan diversas
dolencias, desde irritaciones leves hasta enfermedades graves.
Pero no te pongas la máscara de oxígeno todavía. Hay muchas cosas que puedes hacer para mantener limpio el aire dentro de casa.
Para mantener el aire limpio no necesitas ningún purificador de aire. Algunos aparatos de aire acondicionado, refrigeradores y calefactores ya van provistos de potentes purificadores. Los mismos
sistemas que te aseguran el confort también te ayudan a sanear el aire que respiras.
Los climatizadores combaten el moho eliminando el exceso de humedad del aire. Su función evitar la acumulación de humedad accionando el ventilador incluso cuando el aparato está apagado. Gracias
a esto, tanto el climatizador como la habitación permanecen secos y limpios.
Para eliminar todas las impurezas que se encuentran en el aire se necesitan más de un filtro y más de dos. Los climatizadores utilizan diversas tecnologías de purificación. Por ello, el aire que producen no solo huele a limpio, «está» limpio, y no contiene las partículas contaminantes que pueden resultar molestas e incluso dañinas para la salud.
Limpiar el filtro del aire acondicionado no es la clase de cosas que uno siempre tiene en mente, pero es esencial. A veces vale la pena comprar un aparato que avise automáticamente de cuándo hay
que limpiar el filtro. Es la manera de que siga funcionando con total eficacia.
Lo fácil es dar por sentado que el aire que respiramos es limpio; lo inteligente es preguntarse qué podemos hacer para mejorarlo. Con el producto adecuado y algo de mantenimiento, puedes hacer
que el aire que respiran los tuyos sea mucho más saludable.